Priscila llevaba cuatro años lejos de casa, del Mediterráneo y de los recuerdos. Alex nunca se fue, pero esos cuatro años también han dejado huella en él, y el rencor lo ha acompañado todo este tiempo. Ahora vuelven a encontrarse: con ellos, con quienes fueron y con lo que nunca se dijeron.
UN AMOR DE VERANO, DE LOS QUE DURAN TODA LA VIDA
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